Para mirar al pasado de una manera objetiva es necesario desmitificar la historia, reinterpretarla, y por consiguiente, recuperar la memoria, ya que al aparecer el mito, la memoria y la conciencia crítica se pierden. La memoria, tanto la individual como la colectiva, es una construcción e interpretación de acontecimientos. Es una consecuencia del instinto propio del ser humano para poder dar lugar a sus sentimientos, emociones e ideas relacionados con estos acontecimientos. La historia puede ser reconstruida en una manera mítica que no refleja el pasado como realmente fue. La reconstrucción mítica del pasado es esencial en las novelas de Molina, pero se presenta con el propósito de invitar a volver a interpretar objetivamente la historia, es decir, desmitificar el pasado. Su primera novela, Beatus Ille, constituye un verdadero laberinto literario que rompe con una tradición canónica dentro del ámbito de la narrativa. Uno de los aspectos más interesantes a la hora de realizar un estudio de esta obra es poner especial énfasis en la peculiar organización que posee su trama y el papel que juegan tanto la memoria colectiva, la historia oficial, como la memoria individual en la estructura de la novela. El libro es una reflexión sobre la necesidad de la memoria, tema frecuente de la narrativa de Molina. Su trama se construye a través de una utilización constante de saltos temporales -analepsis y prolepsis-, generando un notorio desfasaje en la relación historia/discurso narrativo. El papel que juega la historia en la estructura temporal de la novela es problemático. La historia está representada como experiencia privada y como territorio de la ficción. Beatus Ille retoman la guerra civil desde el presente, pero lo hacen a partir de la memoria, del deseo y de la conciencia de la escritura (metaficción). Antonio Muñoz Molina elabora su argumento -que es ficcional - en un ambiente histórico y real. Como señala Alarcos Llorach: